Ideas marco entorno al concepto de “casa pasiva”.
La idea “casa pasiva” sintetiza múltiples factores que intervienen en el hecho arquitectónico; en ella, partiendo de mínimos se persigue la máxima eficiencia de ciertos aspectos intervinientes en la arquitectura, podría decirse que la casa pasiva es al habitar como el botijo al agua.
Esta idea se entiende desde una reflexión global e integradora sobre nosotros mismos como seres humanos y de cómo convivimos en un medio en el que no nos encontramos solos.
Se trata, por tanto, de un tema que se entremezcla y complementa con otros como son el bioclimatismo, la huella ecológica, la reciclabilidad o la sostenibilidad.
El análisis comprende distintas factores y escalas:
Desde la mayor escala, se ha de partir desde las formas de asentarse en el territorio, la urbe, las ciudades, los pueblos, llegando a los barrios y a nosotros como vecinos; estudiando nuestra adaptación al entorno, la diversidad de funciones que albergan los tejidos urbanos, nuestras comunicaciones, la densidad, la optimización de los recursos disponibles y los servicios que compartimos en sociedad.
A menor escala la realidad se concreta en el edificio, en su programa, sus funciones, la versatilidad de los espacios, sus sistemas constructivos y el aprovechamiento de los recursos del lugar en el que se encuentra.
Un iglú es una casa pasiva en tanto que su habitante es un esquimal y su medio gélido, en tanto que obtiene el material de construcción de su propio entorno, minimizando su huella ecológica y su proceso de transformación, lo que maximiza el rendimiento en términos de energía del hecho constructivo con un óptimo esfuerzo estructural: la cúpula. Pero este mismo iglú, con un habitante diferente al esquimal o en un entorno ajeno a estas condiciones, no sería una casa pasiva.
Las materializaciones de este concepto de “casa pasiva” han de ser por tanto dispares, puesto que se encuentran en distintos lugares y no todos habitamos de la misma manera, contando con diversas técnicas constructivas que responden a los materiales disponibles y a los recursos naturales concretos del lugar, siendo todas ellas soluciones de cómo adaptamos nuestro habitar al medio en el que nos encontramos con el mínimo impacto sobre este.
El concepto de casa pasiva es tan complejo como complejo es nuestro habitar y nuestro medio, así la corrala es el resultado de la casa patio cuando el medio en el que se asienta es la ciudad e integra en ella el factor de vecindad.
La casa pasiva lo es en tanto que es capaz de adaptarse a las necesidades de sus usuarios y del medio con el mínimo esfuerzo energético. Por tanto requiere de versatilidad para ofrecer espacios no monofuncionales ni fragmentados, y ser un medio favorable para todos sus habitantes, atendiendo a las necesidades de las diferentes generaciones que la habitan, a las necesidades de privacidad, relación, trabajo, aseo, descanso, ocio, crecimiento, etc.
Es por tanto el concepto de “casa pasiva” un hecho con el que seguramente siempre hemos convivido, y en la actualidad releemos para mejora de nuestra sostenibilidad.
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